En el vertiginoso mundo de la tecnología de drones, las limitaciones de las baterías han sido durante mucho tiempo un cuello de botella. Las baterías de estado sólido de polímero ahora están rompiendo estas barreras, ofreciendo un salto transformador en el rendimiento.
Densidad de energía inigualable
Las baterías tradicionales de iones de litio suelen alcanzar un máximo de 250 Wh/kg, lo que restringe a los drones a vuelos cortos de 20 minutos. Sin embargo, las baterías de estado sólido de polímero cuentan con una asombrosa capacidad de 350 a 400 Wh/kg. Este aumento del 60% significa que los drones de reconocimiento industrial ahora pueden cubrir el doble de área con una sola carga, mientras que los drones de entrega pueden extender sus rutas sin paradas frecuentes (ver la Figura 1 para la comparación de la densidad de energía).
Seguridad redefinida
Los accidentes de drones son inevitables, pero la seguridad no debe verse comprometida. A diferencia de las baterías de electrolito líquido propensas a fugas y a la fuga térmica, las baterías de estado sólido de polímero encapsulan los iones en una matriz de polímero no inflamable, similar a un gel. En una prueba de impacto reciente (Figura 2), un dron con una batería de estado sólido de polímero no mostró signos de incendio o explosión, incluso después de una caída libre de 10 metros, en comparación con la combustión inmediata de una contraparte de iones de litio.
Con su capacidad para empaquetar más energía en un paquete más seguro, las baterías de estado sólido de polímero no son solo una mejora, sino que son esenciales para la próxima generación de drones que exigen fiabilidad en el aire.
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